Estados Unidos declaró en extinción al pájaro carpintero

Los científicos advirtieron que el cambio climático, junto con otros fenómenos, puede hacer estas desapariciones más habituales.

El gobierno de Estados Unidos declaró extinto al llamativo pájaro carpintero real y otras 22 especies de animales, entre aves y peces.

El Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre (FWS, por sus siglas en inglés) publicó este miércoles la lista, de la que quizás, el picamaderos picomarfil, o pájaro carpintero real, es la especie más conocida. Es que desapareció con mucho revuelo, con avistamientos no confirmados en las últimas décadas que desencadenaron una sucesión de búsquedas, finalmente infructuosas, en pantanos de Arkansas, Luisiana, Mississippi y Florida.

La almeja de Marshall, es otra de las apariciones de la lista. Un bivalvo de agua dulce que vivía en el sureste de Estados Unidos, que apenas fue identificada sobre el terreno unas pocas veces. Sin embargo, nunca fue vista de nuevo, lo que supone que para cuando recibieron un nombre, ya se estaba desvaneciendo su existencia.

En ese marco, resulta inusual que las autoridades de vida silvestre den por perdida a una planta o un animal, pero los científicos del gobierno estadounidense dijeron haber agotado los esfuerzos por encontrar a estos 23.

En esa línea, advirtieron que el cambio climático, junto con otros fenómenos, puede hacer estas desapariciones más habituales, ya que el calentamiento del planeta se suma a los peligros que ya sufren plantas y animales en peligro.

Cuáles son las causas de la extinción del pájaro carpintero

Los factores tras sus desapariciones varían: demasiado desarrollo, contaminación de aguas, deforestación, competición con especies invasoras, aves cazadas por sus plumas y animales capturados por coleccionistas privados. En todos los casos, la causa definitiva fue el ser humano.

Otra cosa que compartían era que las 23 especies tenían al menos una pequeña posibilidad de sobrevivir cuando fueron incluidas en la lista de especies amenazadas, a partir de la década de 1960. En el casi medio siglo desde que se firmó la Ley de Especies en Peligro, apenas 11 especies se habían retirado por extinción. El anuncio del miércoles daba inicio a un periodo de consultas de tres meses antes de que el cambio se hiciera definitivo.

En todo el planeta se documentó la extinción de 902 especies. Se cree que la cifra real es mucho mayor porque algunas nunca fueron identificadas, y muchos científicos alertan de que la Tierra vive una “crisis de extinción” en la que desaparecen tipos de flora y fauna 1.000 veces más rápido que antes.

No obstante, según varios científicos, es posible que alguna de las 23 especies del nuevo anuncio puedan reaparecer.

En ese sentido, John Fitzpatrick, biólogo de aves en la Universidad de Cornell y autor principal de un estudio de 2005 que afirmaba que se había identificado al carpintero real en el este de Arkansas, dijo que era prematuro declararlo extinto tras invertir millones de dólares en búsquedas y conservación de hábitat.

“Mantenerlo en la lista de especies amenazadas mantiene la atención sobre él, mantiene a los estados pensando en gestionar el hábitat en caso de que aún exista”, afirmó.

La declaración atendía a recomendaciones acumuladas a lo largo de los años para actualizar la designación de diferentes especies, según agentes federales. Retirar a estas especies de la lista, señalaron, liberaría recursos para esfuerzos de conservación sobre el terreno para especies que aún tienen posibilidades de recuperarse.

Desde 1975, 54 especies salieron de la lista de peligro tras recuperarse, como el águila calva, el pelícano pardo y la mayoría de ballenas jorobadas.

El cambio climático complica la recuperación al provocar sequías, inundaciones, incendios forestales y cambios de temperatura que agravan las amenazas que ya enfrentaban las especies.

También cambió la forma de salvarlas. El objetivo ya no son especies concretas, sino preservar su hábitat, lo que protege a toda la fauna y flora del lugar.

“No tenemos los recursos para impedir las extinciones de forma unilateral”, explicó la bióloga Michelle Bogardus, del servicio de vida silvestre de Hawai. “Debemos pensar de forma proactiva en la salud del ecosistema, en cómo lo mantenemos, dadas todas estas amenazas”.

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